Conforme pasan los años, nuestra piel experimenta cambios significativos, volviéndose más sensible y vulnerable. Es crucial prestarle una atención y cuidado especiales. Para comprender mejor este tema, el pasado 14 de marzo conversamos con Daphne Vázquez y Andreu Jaume, Enfermeros expertos de Curas y Heridas. Nos compartieron valiosa información sobre la prevención y tratamiento de las dolorosas úlceras por presión, también conocidas como escaras.
¿Qué son las escaras y cuándo surgen?
Andreu y Daphne nos explican que las escaras son lesiones que se producen debido a la presión mantenida en ciertas áreas del cuerpo durante períodos prolongados. Esta presión constante restringe el flujo sanguíneo, llegando a generar una isquemia localizada y, en última instancia, a la muerte celular en los tejidos. Las personas mayores, especialmente aquellas con movilidad reducida o personas dependientes, corren un mayor riesgo debido a las posiciones estáticas que suelen mantener durante largos períodos de tiempo.
Las áreas más propensas a desarrollar escaras son aquellas donde los huesos están más cerca de la superficie de la piel, como el sacro, los talones, los hombros y la zona del trocánter. Además, las escaras también pueden surgir en pacientes con sondas debido a la presión ejercida por estos dispositivos médicos.
La piel, un órgano que refleja nuestra historia, también sufre consecuencias y se vuelve más delicada con el paso de los años debido a la pérdida de la capa hidrolipídica que es la que la protege durante la juventud. A este fenómeno se le conoce como “piel de cebolla”, una analogía que nos remite a las capas que se van desprendiendo con el pasar del tiempo. Esta pérdida de colágeno y elasticidad, combinada con factores como la incontinencia, pueden ocasionar que nuestros seres queridos mayores sean más propensos a desarrollar úlceras por presión.
¿Cómo se previenen y cuándo se pueden detectar escaras?
Prevenir estas dolorosas lesiones puede parecer un desafío, pero es fundamental para evitar el dolor y sufrimiento del paciente. Los cuidadores deben estar atentos a los signos de riesgo y tomar medidas proactivas, como proporcionar superficies de descanso adecuadas, realizar cambios posturales regularmente y mantener la piel limpia y seca. La detección temprana y la intervención son clave para evitar complicaciones.
Cuando se detectan los primeros signos de escaras, es importante actuar rápidamente. Los cuidadores deben notificar a los profesionales de la salud y ajustar las medidas de prevención según sea necesario. Aliviar la presión en la zona afectada, identificar y corregir las posibles causas subyacentes, como el uso de cojines inadecuados o la falta de movilidad, y mantener una buena hidratación son pasos importantes en el proceso de tratamiento.
En cuanto a los dispositivos de descanso, Andreu y Daphne enfatizan la importancia de seleccionar el colchón adecuado según las necesidades individuales del paciente. Para aquellos con piel sensible, se recomienda el uso de colchones de aire, evitando aquellos con celdas muy pequeñas que puedan causar hiperpresión. Los cojines de agua también son una opción recomendada para proporcionar un soporte óptimo y prevenir la formación de escaras.
Además, es fundamental mantener una higiene adecuada de la piel para prevenir la irritación y el desarrollo de escaras. El uso de jabones neutros y evitar la exposición excesiva al agua pueden ayudar a preservar la integridad de la piel en personas mayores.
En resumen, la prevención y el tratamiento de las úlceras por presión en personas mayores requieren un enfoque integral y proactivo. Si quieres indagar más sobre la Curación de heridas y quemaduras en personas mayores te invitamos a leer nuestro artículo. Con el cuidado adecuado, podemos proteger la salud y el bienestar de nuestros seres queridos, garantizando que cada capítulo de sus vidas esté lleno de comodidad y dignidad.