La alimentación es un tema que nos preocupa a todos, pero ¿sabemos realmente si tenemos hábitos saludables de alimentación? Ante tantas incógnitas, el pasado 7 de Marzo hemos entrevistado en nuestro canal de Youtube a Pablo Ojeda, Dietista dedicado a TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) y Obesidad.
Dormir mal, uno de los factores del sobrepeso/obesidad
Numerosos estudios ponen de manifiesto la estrecha relación que existe entre las horas de sueño y la aparición de la obesidad en niños, adultos y gente mayor.
Los adultos que duermen menos de 5 horas por noche muestran mayor tendencia al sobrepeso y obesidad que aquellos que duermen en promedio 7 horas, de tal manera que las horas dedicadas a dormir pueden ser un factor predictivo de enfermedades metabólicas y aumento de peso.
Pablo Ojeda hizo hincapié en dos pilares fundamentales:
- La importancia de cuidar la microbiota intestinal; este conjunto de bacterias que habitan en nuestro intestino y que son clave para nuestra salud. Una mala alimentación puede afectar negativamente esta microbiota, por ello es importante tener una dieta equilibrada y variada, que incluya frutas, verduras y proteínas de calidad.
- Además, comentó la importancia del sueño reparador para nuestra salud. Cuando no dormimos bien, tendemos a comer peor y nuestra microbiota se resiente. Por esto es importante tratar de establecer hábitos saludables para dormir bien y poder disfrutar de una buena salud.
Principales indicadores del sobrepeso:
Si bien, el índice de masa corporal (IMC) se suele utilizar para diagnosticar la obesidad. Existen indicadores metabólicos que nos permiten detectar el sobrepeso:
- Aumento del colesterol.
- Aumento del azúcar en sangre.
- Aumento de la frecuencia cardiaca.
- Aumento del perímetro abdominal, más popularmente conocido como el aumento de la barriga (En mujeres por debajo de 88 cm y hombres por debajo de 102 cm)
Cómo reducir el sobrepeso:
El sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles vinculadas, pueden prevenirse en su mayoría.
- Limitando la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares;
- Aumentando el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos seco.
- Realizando una actividad física periódica (60 minutos diarios para los jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos).
Es recomendable cambiar los hábitos alimenticios gradualmente, es decir, no se puede pretender introducir un régimen alimenticio de forma radical y durante un determinado tiempo, se debe convertir en un modo de vida.
En personas mayores es importante introducir en la alimentación las suficientes proteínas puesto que con el paso del tiempo se pierde masa muscular.
Y finalmente, Pablo Ojeda nos recuerda que la educación nutricional es clave para fomentar hábitos saludables. Tanto las familias como los cuidadores deberíamos tener nociones básicas de alimentación para poder ofrecer una dieta adecuada a nuestros mayores. Además, sería importante que estas nociones estuvieran incluidas en la formación de los cuidadores para que puedan ofrecer una atención más completa.