El 14 de febrero en muchos países se celebra “San Valentín”, pero quién era este santo que todo el mundo le festeja y las grandes marcas le promocionan para vender sus productos a los enamorados.
De hecho hemos relacionado que San Valentín es para regalar colonias, chocolates o perfumes…¿realmente este es la esencia de esta celebración?
Pienso que un poco de historia nos podrá ayudar a descifrar los misterios que nos rodean de esta vorágine consumista.
No existen datos precisos, pero se cree que durante el siglo III vivió en Roma un sacerdote cristiano llamado Valentinus que desafió una ley que prohibía casarse a soldados. Esta normativa seguramente obedecía a un motivo práctico: al no existir familia ni afectos a esposa o hijos, los soldados cumplirían mejor su cometido.
No existe nada argumentado sobre este personaje, pero la tradición oral cuenta que Valentín había casado a escondidas por el rito cristiano a varios de esos soldados que tenían prohibido contraer matrimonio. Esto llegó a los oídos de Claudio II quien inmediatamente ordenó detener al sacerdote. Una vez frente a frente, Valentin le habló de Jesucristo y sorprendentemente el monarca quedó cautivado por sus palabras.
El incipiente acercamiento del emperador a la nueva doctrina causó alarma en la corte imperial. Miembros influyentes de la Corte hicieron lo posible para desprestigiar a Valentín ante los ojos del Claudio II, hasta llevarle a juicio. Sigue relatando la leyenda que, mientras duró el proceso, Valentín estuvo sometido a la vigilancia de Asterius, un lugarteniente de Claudio II. Pese a la hostilidad inicial de Asterius, éste terminó convirtiéndose al cristianismo después de que Valentín curase milagrosamente la ceguera de la hija de aquél, Julia.
Esta breve reseña histórica nos deja mucho para reflexionar; ahora sabemos que Valentín tuvo el valor de enfrentarse al emperador arriesgando su propia vida para casar a los soldados y hacer que el amor prevalezca ante todo.
Por tanto nos gusta el concepto de hacer prevalecer el amor y compartirlo con los demás más que con el enfoque marketiniano de regalar cosas.
Por esto es que nos gusta tanto el consumo colaborativo, es un modelo de negocio que re distribuye los recursos de manera más equitativa. Genera vínculos entre las personas, genera confianza entre nosotros y por supuesto respeta el medio ambiente.
Desde Yeyehelp creemos en que la base fundamental es el amor; amor a tu trabajo, a tu pareja, a tus amigos, etc. Y ese amor es el que nos da la fuerza para seguir con este proyecto de consumo colaborativo.
Yeyehelp pone en contacto generaciones; estudiantes, gente en paro o cualquiera que quiera ganar dinero extra ofrece sus servicios a personas mayores.
Pretendemos de luchar contra el estigma de envejecer y que otras generaciones se acerquen y conozcan más a fondo a la gente mayor.
Se trata de compartir entre todos y generar una relación de confianza y beneficio mutuo.
Por eso en este san Valentín os invitamos a recordar a Valentinus y tener el valor de compartir con los demás.